martes, 3 de febrero de 2009

Se fue

Alana se fue de todo lo que conocía , no porque le faltaran espacios para sus sueños de alegrías y triunfos, sino porque le sobraban lugares donde reconocía sus ínfimas derrotas.
Un dormitorio compartido, esquinas amargas, las esperas para el baño, los gritos malhumorados en el desayuno, o el almuerzo, o la merienda, o la cena.
“Empezaré otra vida”, se dijo, y fue a conocer dichas no contadas y desdichas anunciadas.
Cuando percibió que los éxitos terminaban al enfrentarse con las antiguas derrotas, devenidas en larvas gigantes en los sueños, le colocó candado a los recuerdos, a todos.
Alana se fue de todo lo que conocía, hasta que sin memoria, dejó de ser ella.

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